viernes, 18 de mayo de 2012

La vida sin ti.



Extrañarte se ha vuelto una rutina. Cada vez un poco menos constante, con menos ansiedad, pero un par de veces al día te siento a mi lado.
Recuerdo tus cosas, tus detalles, las frases que decías cuando estabas de mal humor. Pero también, tu capacidad infinita de hacerme feliz, de recordarme mis cosas buenas y lograr que olvidara mis defectos.
Los últimos años de nuestra relación son un tesoro, un montón de imágenes y de momentos vividos que guardo en una caja fuerte de mi memoria, inalcanzable para cualquier otro que te hubiera conocido y tan familiar a mí.
Los muchachos se mudaron a Florida pero siempre te recuerdan, bueno ya no son tan muchachos. Valeria está muy linda, cumplió dieciocho y ya está en la universidad. Alvaro es un hombrón de mal carácter, pero noble y “fundamentoso” como tu decías. Manuelito ya está grande, tiene catorce, pero sigue siendo el bebe risueño de quien te enamoraste.
Mis hermanos están bien. Bueno casi bien. Luis está trabajando con esa pasión que le caracteriza y sigue renuente a casarse, será un ermitaño como tú siempre temías y César  vive  en Tenerife, criando sus hijos junto a Nieves, con ese espíritu de soldado de siempre.
Las cosas siguen igual por aquí. Mi negocio tienes años malos y años mejores, pero no te preocupes ya me he acostumbrado y no me estreso tanto.
Todo aquello que me dijiste ahora lo entiendo perfectamente. Hoy estoy convencido que no se puede ir a ninguna parte sin antes llenarse el corazón de amor, porque al fin he aprendido, que la alegría de vivir si es cierto que nace de adentro y no depende de lo que pase fuera de nosotros.
Aunque a veces pienso que  no practicaste muchos tus consejos, entiendo que la vida que viviste no fue fácil. Ya eso no importa. Siento que en medio del tiempo y la distancia de tu ausencia tenemos una relación buenísima.
            Quiero reconocer mi inmenso orgullo por haber sido parte de ti,  de tu vida y de esas personas que te conocieron y que aun te aman y te admiran.
Mi historia nació con la tuya y mi vida siempre estará llena de ese amor incondicional que nos demostraste a los tres por ser tus hijos.
¿Que hubiéramos sido sin ti?
Ojalá el amor hacia mis propios hijos y a las personas que me rodean, algún día cuando yo no esté, les  permita vivir eso de extrañar el verdadero amor. Esa misma rutina que disfruto tanto y que me hace volver a tu lado todos los días...

Manuel Gustavo.